Artículos, opiniones, trabajos y ensayos sobre varios temas de interés general.
martes, 23 de julio de 2013
Mensaje Rotaract por el mes de Julio.
Amigos, compañeros: Rotaract es un espacio al cual debemos dedicarle nuestro tiempo. El compromiso de apostar por la Presidencia del Rotaract Club Ajós Coronel Oviedo está latente no solo a partir de la imposición de un pin; como rotaractiano y socio queda el compromiso de trabajar por una comunidad que tanto espera de sus jóvenes y sus acciones a partir de nuestra condición de tal y no pasa por la ocupación de puestos directivos.
Me siento muy feliz por pertenecer a una institución que en todo el mundo, en nuestros países y en nuestra ciudad trata de aportar un grano de arena para cambiar vidas y con una comunidad con ganas de servirla: el Rotary International y el Rotaract Club.
Conocí Rotary, conocí Rotaract hace exactamente dos años a través del Rotary Young Leadership Awards (RYLA) al cual fui invitado. Mi experiencia allí, sumamente rica y agradable, hasta hoy me sigue dando las herramientas para adoptarlas al servicio en la comunidad como el motor de la vida.
Hoy nos vemos ante tamaña responsabilidad, por estar a la cabeza del club Rotaract de nuestra querida ciudad de Coronel Oviedo y de llevar a cabo todos nuestros deseos. Estos deseos, unidos a nuestros sueños tocan realidad: la oportunidad de llevarlos a cabo y ser exitosos. Los sueños más las realidades son iguales al éxito continuo.
Con ese compromiso y con las ganas de poner en marcha los valores que aprendemos y seguimos aprendiendo y cultivando, el servicio, la juventud, el compañerismo, la diversidad, la integridad y el liderazgo, aceptaremos que nuestra comunidad es nuestra responsabilidad.
Echaremos las semillas del trabajo comunitario y de mejorar la imagen pública unida a la promoción de jóvenes líderes que se establezcan metas personales y para beneficio de la comunidad y de esa manera cambiemos nuestras vidas y la de los demás.
Aprovecho en saludar a todos por el mes internacional de la amistad, y que vivamos Rotaract y sintamos el cambio en nuestras vidas a través del valor más supremo entre todos los seres humanos.
Fabio Candia Sánchez
Presidente Rotaract Club Ajós Coronel Oviedo
Período 2013-2014.
viernes, 5 de julio de 2013
Paraguay, por un modelo económico y político para todos.
"EL NUEVO RUMBO DEL PARAGUAY". “La República del Paraguay vive momentos inmejorables”, “Ha ganado la democracia: Cartes nuevo presidente de la República”, “Aplastante victoria del candidato colorado”, “Desafíos del nuevo gobierno: combate a la pobreza, empleo y relaciones internacionales”. Estos son títulos de portadas y comentarios sobre la nueva situación que el país atraviesa, todo ello derivado de las elecciones presidenciales pasadas y la expectativa que se genera en torno al nuevo gobierno y sus próximas decisiones en los temas de gran importancia para la nación.
Todas estas oraciones son muy llamativas, generan una cierta sensación de expectativas, de saber cuáles serán los nuevos lineamientos y nos preguntamos y nos ponemos a analizar cada una ellas. Desde una perspectiva histórica el Paraguay siempre ha sido y es un país de oportunidades. Las luchas de clases, las dogmáticas e ideológicas no se han instalado con tanta fuerza o vehemencia en el país, contrariando a las de los países vecinos si bien coinciden en algunos ítems y en otros existen grandes diferencias: todos han pasado por las crueles dictaduras militares y la mitificación de caudillos y populistas, derivando en nacientes y florecientes democracias para luego pasar a los estados sociales y con preocupación a los sectores menos favorecidos; pero en los bloques regionales y supranacionales, nuestro país sigue todavía en el sub desarrollo y en el atraso, si bien ha conseguido repuntes y buenos números y datos en las estadísticas.
Paraguay es una realidad diferente, si bien existen coincidencias con otros países, no podemos compararla como otros quieren hacerlo, introduciendo las ideas foráneas y vacías de realidad para un pueblo que solo necesita pan y trabajo; pueblo que necesita mejorar sus condiciones de vida y que sus jóvenes puedan estudiar y los trabajadores puedan ser bien remunerados y no explotados, un Estado que pueda responder a las urgentes necesidades y no ser simplemente contralor y espectador de la realidad social.
Tras las luchas campesinas, el olvido a los pueblos originarios del Paraguay, la juventud sin oportunidades, la falta de empleo, una extrema pobreza y la brecha entre ricos y pobres cada vez más ancha, la reforma agraria, el Paraguay y el MERCOSUR, las relaciones internacionales y el proceso integracional, son los temas que deben abordarse con suma preparación y sin equivocaciones; la postergación una vez más de estos temas por parte de las nuevas autoridades dará mucho que hablar y se empezarán las crispaciones típicas ante la falta de respuestas. Un problema surgido ante este tema y que va relacionado con la pobreza pero que no tienen ningún sentido ni justificación puesto que se trata de criminalización, vandalismo y aprovechamiento, es el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, una banda paramilitar de antecedentes penales como robos, secuestros y asaltos, utilizando la lucha de clases con tintes ideológicos marxistas-leninistas-guevaristas-castristas para la consecución de sus fines. Esto se cultiva cada vez más en el norte del país, la zona más pobre del país, y que tristemente los gobiernos no han hecho nada sino pasearse con operaciones policiales sin grandes resultados.
A todo esto nos preguntamos: ¿vale la pena la espera por ese Paraguay mejor? Nos hemos independizado de la monarquía española, de los intereses federalistas de Buenos Aires, de las ideas provinciales; hemos sufrido como nación la sumisión a los intereses ingleses, la triple alianza, de los intereses transnacionales que terminaron en la guerra del Chaco; las luchas internas, las guerras civiles, los cuartelazos, las asonadas… ¿valió la pena tanta sangre vertida en nuestro país?
Muchos nos hacemos tantas preguntas como éstas y hasta hoy nos seguimos preguntando qué paso en aquellos sucesos, en aquellas guerras, en aquellas jornadas fatídicas para la patria, como así también nos preguntamos que pasó en Curuguaty, y así como seguimos esperando las respuestas y leyendo argumentos y teorías de los estudiosos y los historiadores sin tener una respuesta acabada, así seguiremos esperando las respuestas a las preguntas actuales. Se han traicionado las esperanzas que nuestra propia independencia nos ha entregado y la sangre derramada a veces nos da la sensación de que queda todo en vano.
Dependemos mucho de los dueños de la tierra, las transnacionales, los nuevos capitalistas de la república. La imagen de “nación” que tanto queremos forjar (o que hemos forjado) solamente sirve como un sitio de intereses para quienes desean “invertir” para a su vez dejarnos sin nada. Mientras estos “inversores”, y los dueños de la tierra y grandes marcas aumentan sus fortunas, más se extiende la pobreza del pueblo paraguayo. Una ciudadanía pasiva se encuentra enfrente ante todos estos problemas y no buscamos soluciones en conjunto: solo nos convocamos para cada 5 años en las elecciones locales, regionales y nacionales, necesitamos una ciudadanía crítica y sensible a su realidad.
Mejoras para el sector productivo agroganadero.
El pueblo paraguayo debe darse cuenta que cada vez que compra por la urgente necesidad que tiene un producto en un supermercado paraguayo, la mayoría de los productos, son productos extranjeros, a ver, expliquemos mejor, son productos nuestros pero tratados y manejados en el exterior, pero que por el círculo del proceso capitalista vuelven a nuestro país, se lo llevan a bajo costo pero vuelven a un costo que aprietan nuestros bolsillos y nuestros dientes. No toda la ciudadanía y el pueblo pueden hacer frente ante tanta adversidad y problemática. Nuestros recursos naturales deberían ser nuestro mayor capital y debemos apuntar a la preparación, manufacturación, al proceso de industrialización y jugar en la competencia internacional instalando así en el mercado internacional productos paraguayos. Siempre se ha dicho que Paraguay puede ser el mercado del mundo, si a productos agroganaderos se refiere. Por citar algunos productos que el Paraguay produce, la carne vacuna, producción nacional por excelencia, según el Observatorio de Economía Internacional (La Industria Cárnica en el Paraguay, Enero 2012) se ha pasado a exportar de 27 mil toneladas en 1994 a 211 mil toneladas en 2010. Esto, en términos de valor monetario, significó pasar de USD 55 millones en exportaciones por año a 920 millones, un aumento que le permite al Paraguay ubicarse entre los mayores exportadores de carne bovina en el mundo en los últimos años.
Estos números citados son dentro de un marco global del país. En cuanto a los minicultivos y agriculturas familiares, según el Ing. Alfredo Molinas, ex ministro de Agricultura y Ganadería, los principales rubros de la agricultura familiar son el tomate, zanahoria, locote, cebolla, habilla, poroto, maíces de diferentes tipos, arveja, maní, sandia. Los productores de hortalizas abastecen los principales centros de consumo que incluyen Asunción y su área metropolitana, Ciudad del Este, Encarnación, Pedro Juan Caballero, Villarrica, Coronel Oviedo y otros. En determinadas épocas del año, rubros como la cebolla, papa, tomate y zanahoria, compiten con el contrabando proveniente de países vecinos, principalmente de Brasil y Argentina, terrible práctica que derrota con los bajos precios y sin control sanitario a la producción eficiente.
Sería un gran paso, pasar de un país agroganadero a un país agroindustrial y exportador de primera, como ocurren con los productos cárnicos y sojeros. Pero hay un pequeño punto que hay que hacer salvar aquí: la mayoría de estos productos exportados solo reditúan en los bolsillos de los grandes productores, quedando en manos de los obreros, peones y asalariados pagos irrisorios y sin la cobertura mínima en sus condiciones laborales: salarios no acordes con su realidad laboral, sin seguros y cobertura médica. Esto es grave y deberíamos saberlo, deberíamos tener conocimiento para exigir las verdaderas condiciones a los trabajadores, prácticamente se convierte en una explotación. Nuestro país, decíamos, es un país de oportunidades. ¿Pero y su gente, y su pueblo: tiene la oportunidad? A veces enmarcarnos dentro de esa tesis de que todo está bien en el país y quedarnos como espectadores es lo que hoy nos hace sentir chicos, sin oportunidades y sin ganas de salir adelante, al final de todo, es una cuestión cultural y debemos manejar esta realidad. La culpa tampoco debe ser indicada a todo el mundo, es una cuestión de que tenemos que embanderarnos y poder modificar nuestras condiciones. Nuestro espíritu combativo y de raza guaraní (que tanto evocamos cuando hablamos de nuestros héroes y de nuestros jugadores de fútbol) debería sobresalir en la cotidianeidad y poder buscar nuestra propia mejoría, y no simplemente para lo que los admiremos en los demás. No es una cuestión de suerte, es una cuestión de lucha; un nuevo modelo económico y político no se gesta con simples actos, se gesta con acciones verdaderas y con fines altruistas, con golpes a los modelos caducos e ineficientes, a aquellos modelos que golpean al pueblo y lo hacen cada vez más triste y pobre.
El coloradismo ha vuelto al poder.
Después del “recreo” que se ha tomado el Partido Colorado, partido que gobernó desde 1947 hasta el 2008 en nuestro país y con diferentes matices del pensamiento: intelectual, militar, conservador hasta progresista, y hasta inclusive proponiendo como candidata a una mujer para la presidencia de la República por primera vez, ha ganado nuevamente unas elecciones y con una amplia mayoría, sobrepasando por primera vez los un millón de votos, nunca antes alcanzado por ningún candidato a presidente y mucho menos un colorado. El “voto bronca” del coloradismo se ha evidenciado puesto que como nunca se ha visto la participación electoral en estos comicios, y obviamente en repudio del gobierno ausente y autista del obispo y posterior a ello, de Franco. Esto vitaliza la democracia y la participación de su ciudadanía, y sabe que atenta podrá lograr los cambios que necesita la estructura social y estatal cada vez que lo requieran los tiempos.
Lugo fue totalmente autista, no supo diferenciar ni construir sus bases, y su desaprobación ciudadana tras todos sus vicios y falta de tacto político en sus cuestiones hizo que ni la ciudadanía sin distinciones haya salido a defender la situación. Solo los sectores políticos afines y el funcionariado público lo apoyaron pero no bastó: no han tenido la fuerza mediática y los partidos políticos tradicionales encontraron el acuerdo y el liberalismo se aprovechó; fue una jugada política magnífica del coloradismo ya que adelantaron que el liberalismo aprovecharía para utilizar las influencias y poder generar la situación que hoy conocemos: tráfico de influencias, despilfarro del erario público, corrupción, nepotismo, despido masivo de izquierdistas y colorados y admisión de nuevos funcionarios públicos con afiliación liberal, y un sinfín de denuncias que hasta hoy son tapa de periódicos y comentarios públicos en general. El coloradismo ha manejado la situación, y con la presencia de un outsider y el voto bronca evidenciado, ha vuelto al poder.
Horacio Cartes, afiliado a la ANR, ha ganado ampliamente y dentro mismo del seno del partido ya empiezan las rencillas ocultas y la disputa por el poder compartido que quieren obtener para así ubicar a los correligionarios. Más de varias veces, el presidenciable en el puesto de candidato ha dictado clases de que el partidismo acabaría y que lo que primaría sería la unidad nacional. Se contrasta bastante y se contradice podríamos decir, al referirse en los últimos tramos de la campaña electoral, en un acto de Coronel Oviedo, diciendo que llevaría la bandera colorada al palacio de los López, o evidenciándose los festejos nuevamente en la Casa de los Colorados, tal y como siempre ocurre cuando un colorado llega al poder, en contraposición con los demás partidos o facciones políticas llevando sus festejos a la Plaza de la Democracia del Centro de Asunción, o frente al Panteón de los Héroes, esta vez, sucedió un dato: los festejos también se realizaron en el Centro Ciudadano, PC cartista ubicado en el barrio Manorá para actos no partidarios, sobre Aviadores del Chaco en la ciudad de Asunción.
Es lo de menos este tema de la ubicación de festejos y los puestos de comandos partidarios: lo necesario y urgente es que nuestros representantes se encuentren cada vez más cerca del pueblo y de sus necesidades, y que sus decisiones sean tomadas de cara y de frente a la ciudadanía, y no de espalda como se han evidenciado los últimos actos de los gobernantes, como sucedieron con los casos del juicio político, la crisis de Curuguaty, la venta de tierras por el INDERT, los negociados del ITV y al momento de la redacción del presente, la privatización de la ANDE. Se someterá este tema ahora a consideración de la Cámara de Senadores, tras la aprobación en Diputados.
El coloradismo se basa en ser un partido popular, de masas, es la expresión más encumbrada de las aspiraciones políticas del pueblo paraguayo. A lo largo de su historia ha acompañado los anhelos e inquietudes populares y podemos citarlas: las ocho horas laborales, el voto femenino, el sindicalismo, la cuestión agraria, la democracia representativa, la misma constitución nacional actual ampliamente debatida y compartida con los demás sectores políticos. El coloradismo nació como clara respuesta de lo nacional frente a lo foráneo, de así su primigenia denominación de Partido Nacional. En ese orden de ideas, el coloradismo debe basarse e imponerse en la política nacional e internacional en base a la declaración de principios y el programa partidario, documento de primera con que cuenta la institución política, base de toda acción política para nuestros representantes partidarios y nacionales. En ella se encuentran inspirados los más altos anhelos de grandeza nacional y en ella deben orientarse los políticos paraguayos. La política interna debe ser manejada con prudencia y con amplia participación y diálogo con los demás sectores políticos evitando el unipartidismo y las decisiones no consensuadas y debatidas; como partido debe primar el republicanismo y la democracia, promoviendo de esa manera un bienestar al pueblo paraguayo sobre la base de la igualdad, la justicia y la soberanía popular manifestada en la forma republicana, democrática, participativa y representativa de gobierno, tal como expresa la declaración.
Después de conquistar nuevamente el gobierno nacional, el coloradismo, tras la caída del 2008 debe aprender de sus errores que lo han corrompido a lo largo de los 61 años de gobierno y que han hastiado a una ciudadanía que ha aprendido y que inclusive dio su voto bronca al mismo partido. Esos errores como el clientelismo, el prebendarismo, la corrupción, la falta de compromiso con la ciudadanía, el nepotismo y otros se deben desterrar de la política paraguaya, tan criolla y antigua como desde su fundación como nación y estado.
La política internacional.
Tras la suspensión en el MERCOSUR, evidentemente por una cuestión política antes que la jurídica, y de esa manera permitiéndose el ingreso de Venezuela al bloque, el país ha sufrido inestabilidad y el gobierno saliente tiene más sombras que luces y solamente se pueden leer y conocer escándalos políticos, quedando así demostrada la única intención de acceder al poder saquear las arcas, después de un juicio político que ha roto todo esquema y que ha permitido la suba al poder del sector ultraderecha y conservador del país. El liberalismo definitivamente en Paraguay no tiene nada de liberalismo, y por más que el sector no tiene un peso político para contrarrestar, hablando electoralmente, y tras su separación con la izquierda, con la cual accedieron al poder y la compartieron, hoy queda de igual manera como un segundo frente pero debilitado y sin figuras aglutinantes y caudillistas, como así tampoco el soporte intelectual y doctrinario que los hagan fuertes y críticos en la política nacional. Todos estos hechos internos (masacre de Curuguaty, juicio político, suspensión del MERCOSUR) han tenido repercusión a nivel internacional, y con la presencia de los diplomáticos sudamericanos en aquella jornada del juicio político más se ha apuntado al punto nacionalista llegando a los extremos chauvinistas y de extrema inclusive proponiéndose la salida de los bloques internacionales por el solo hecho de compartirlo con sectores de izquierda, bolivarianos y progresistas. Estas decisiones, por demás radicales y sin fundamento político, jurídico y económico inclusive, los dejan por debajo y demuestran la irritación y hasta paranoia hacia los sectores de diferente contenido ideológico, especialmente y como dijéramos, los de izquierda.
Ante estas situaciones, el Paraguay ya tiene ligeros acercamientos a otros bloques y con otros países, tomando posturas totalmente opuestas a las del bloque, todo ello como una respuesta al bloqueo y a la sanción impuesta. Se ha votado en contra del candidato del bloque para la OMC, se ha buscado el ingreso a la Alianza del Pacífico lográndose la calidad de observador y el acercamiento a otros estados buscando zanjar la situación tras haber quedado en offside tras la suspensión. Hoy los defensores de aquella tesis proponen salir del MERCOSUR y oponerse al ingreso de Venezuela por el hecho de haber apostado al juicio político, al cambio de gobierno, y por el ingreso del equipo diplomático sudamericano al Palacio de López y haber solicitado a las Fuerzas Armadas sostener el gobierno de Lugo en total desacuerdo con la decisión del Poder Legislativo con su acusación y posterior votación para la destitución de Lugo. Algo que hasta ahora no se tiene ciencia cierta de si ha ocurrido o no.
Paraguay debe apuntar a la primacía jurídica y evitar la confrontación con demás miembros del bloque y hacerse del renegado: somos un país de oportunidades y como país debemos erigirnos como soberanos pero entendiendo la situación política en la que se vive: Paraguay necesita mejorar sus condiciones y su estabilidad, y no por cuestiones ideológicas y de criterios apostar por la autoexclusión y el retiro de los bloques a los cuales debemos fortalecer y buscar la integración plena y evolucionar de acuerdo a los procesos de integración. Tenemos la oportunidad, tenemos que dejar de hacernos los heridos por una cuestión nacionalista: festejamos por la salida de Lugo pero por dicho acto de salida queremos salir como víctimas tras la suspensión; nos hacemos los fuertes sabiendo nuestra condición, tal y como lo vivimos actualmente con Brasil y Argentina. Se debería apostar por una solución jurídica con el tinte de viveza política, lo cual no dudamos que así sea con el equipo de Cartes, aunque sin hirientes entre los estados de la región.
Estamos ante nuevos tiempos. El Paraguay vive nuevos tiempos y debe enfrentarse a ellos. La cuestión indígena, la reforma agraria y las reivindicaciones campesinas; los sindicatos, los gremios, los sectores educativos, el sector universitario; los productores y los consumidores, los medios, la ciencia, la lucha contra la pobreza y marginalidad, el combate a la violencia, son temas que con todo el nuevo gobierno debe enfrentar y con políticas serias y sin vacilaciones, y como hemos comentado, las relaciones internacionales. Estamos a un mes y días para la asunción de mando del gobierno colorado y se ha disparado algunos miedos y enojos, con respecto a las negociaciones para la mesa directiva en el congreso, como también en el gabinete ministerial. Sólo el tiempo nos lo dirá, y los resultados que podamos observar con el correr de los días, mientras, veremos, analizaremos y solicitaremos que se cumplan las promesas realizadas en campaña y que en el Paraguay reine la paz social y la merma de conflictos que tanto daño nos hace.
Todas estas oraciones son muy llamativas, generan una cierta sensación de expectativas, de saber cuáles serán los nuevos lineamientos y nos preguntamos y nos ponemos a analizar cada una ellas. Desde una perspectiva histórica el Paraguay siempre ha sido y es un país de oportunidades. Las luchas de clases, las dogmáticas e ideológicas no se han instalado con tanta fuerza o vehemencia en el país, contrariando a las de los países vecinos si bien coinciden en algunos ítems y en otros existen grandes diferencias: todos han pasado por las crueles dictaduras militares y la mitificación de caudillos y populistas, derivando en nacientes y florecientes democracias para luego pasar a los estados sociales y con preocupación a los sectores menos favorecidos; pero en los bloques regionales y supranacionales, nuestro país sigue todavía en el sub desarrollo y en el atraso, si bien ha conseguido repuntes y buenos números y datos en las estadísticas.
Paraguay es una realidad diferente, si bien existen coincidencias con otros países, no podemos compararla como otros quieren hacerlo, introduciendo las ideas foráneas y vacías de realidad para un pueblo que solo necesita pan y trabajo; pueblo que necesita mejorar sus condiciones de vida y que sus jóvenes puedan estudiar y los trabajadores puedan ser bien remunerados y no explotados, un Estado que pueda responder a las urgentes necesidades y no ser simplemente contralor y espectador de la realidad social.
Tras las luchas campesinas, el olvido a los pueblos originarios del Paraguay, la juventud sin oportunidades, la falta de empleo, una extrema pobreza y la brecha entre ricos y pobres cada vez más ancha, la reforma agraria, el Paraguay y el MERCOSUR, las relaciones internacionales y el proceso integracional, son los temas que deben abordarse con suma preparación y sin equivocaciones; la postergación una vez más de estos temas por parte de las nuevas autoridades dará mucho que hablar y se empezarán las crispaciones típicas ante la falta de respuestas. Un problema surgido ante este tema y que va relacionado con la pobreza pero que no tienen ningún sentido ni justificación puesto que se trata de criminalización, vandalismo y aprovechamiento, es el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, una banda paramilitar de antecedentes penales como robos, secuestros y asaltos, utilizando la lucha de clases con tintes ideológicos marxistas-leninistas-guevaristas-castristas para la consecución de sus fines. Esto se cultiva cada vez más en el norte del país, la zona más pobre del país, y que tristemente los gobiernos no han hecho nada sino pasearse con operaciones policiales sin grandes resultados.
A todo esto nos preguntamos: ¿vale la pena la espera por ese Paraguay mejor? Nos hemos independizado de la monarquía española, de los intereses federalistas de Buenos Aires, de las ideas provinciales; hemos sufrido como nación la sumisión a los intereses ingleses, la triple alianza, de los intereses transnacionales que terminaron en la guerra del Chaco; las luchas internas, las guerras civiles, los cuartelazos, las asonadas… ¿valió la pena tanta sangre vertida en nuestro país?
Muchos nos hacemos tantas preguntas como éstas y hasta hoy nos seguimos preguntando qué paso en aquellos sucesos, en aquellas guerras, en aquellas jornadas fatídicas para la patria, como así también nos preguntamos que pasó en Curuguaty, y así como seguimos esperando las respuestas y leyendo argumentos y teorías de los estudiosos y los historiadores sin tener una respuesta acabada, así seguiremos esperando las respuestas a las preguntas actuales. Se han traicionado las esperanzas que nuestra propia independencia nos ha entregado y la sangre derramada a veces nos da la sensación de que queda todo en vano.
Dependemos mucho de los dueños de la tierra, las transnacionales, los nuevos capitalistas de la república. La imagen de “nación” que tanto queremos forjar (o que hemos forjado) solamente sirve como un sitio de intereses para quienes desean “invertir” para a su vez dejarnos sin nada. Mientras estos “inversores”, y los dueños de la tierra y grandes marcas aumentan sus fortunas, más se extiende la pobreza del pueblo paraguayo. Una ciudadanía pasiva se encuentra enfrente ante todos estos problemas y no buscamos soluciones en conjunto: solo nos convocamos para cada 5 años en las elecciones locales, regionales y nacionales, necesitamos una ciudadanía crítica y sensible a su realidad.
Mejoras para el sector productivo agroganadero.
El pueblo paraguayo debe darse cuenta que cada vez que compra por la urgente necesidad que tiene un producto en un supermercado paraguayo, la mayoría de los productos, son productos extranjeros, a ver, expliquemos mejor, son productos nuestros pero tratados y manejados en el exterior, pero que por el círculo del proceso capitalista vuelven a nuestro país, se lo llevan a bajo costo pero vuelven a un costo que aprietan nuestros bolsillos y nuestros dientes. No toda la ciudadanía y el pueblo pueden hacer frente ante tanta adversidad y problemática. Nuestros recursos naturales deberían ser nuestro mayor capital y debemos apuntar a la preparación, manufacturación, al proceso de industrialización y jugar en la competencia internacional instalando así en el mercado internacional productos paraguayos. Siempre se ha dicho que Paraguay puede ser el mercado del mundo, si a productos agroganaderos se refiere. Por citar algunos productos que el Paraguay produce, la carne vacuna, producción nacional por excelencia, según el Observatorio de Economía Internacional (La Industria Cárnica en el Paraguay, Enero 2012) se ha pasado a exportar de 27 mil toneladas en 1994 a 211 mil toneladas en 2010. Esto, en términos de valor monetario, significó pasar de USD 55 millones en exportaciones por año a 920 millones, un aumento que le permite al Paraguay ubicarse entre los mayores exportadores de carne bovina en el mundo en los últimos años.
Estos números citados son dentro de un marco global del país. En cuanto a los minicultivos y agriculturas familiares, según el Ing. Alfredo Molinas, ex ministro de Agricultura y Ganadería, los principales rubros de la agricultura familiar son el tomate, zanahoria, locote, cebolla, habilla, poroto, maíces de diferentes tipos, arveja, maní, sandia. Los productores de hortalizas abastecen los principales centros de consumo que incluyen Asunción y su área metropolitana, Ciudad del Este, Encarnación, Pedro Juan Caballero, Villarrica, Coronel Oviedo y otros. En determinadas épocas del año, rubros como la cebolla, papa, tomate y zanahoria, compiten con el contrabando proveniente de países vecinos, principalmente de Brasil y Argentina, terrible práctica que derrota con los bajos precios y sin control sanitario a la producción eficiente.
Sería un gran paso, pasar de un país agroganadero a un país agroindustrial y exportador de primera, como ocurren con los productos cárnicos y sojeros. Pero hay un pequeño punto que hay que hacer salvar aquí: la mayoría de estos productos exportados solo reditúan en los bolsillos de los grandes productores, quedando en manos de los obreros, peones y asalariados pagos irrisorios y sin la cobertura mínima en sus condiciones laborales: salarios no acordes con su realidad laboral, sin seguros y cobertura médica. Esto es grave y deberíamos saberlo, deberíamos tener conocimiento para exigir las verdaderas condiciones a los trabajadores, prácticamente se convierte en una explotación. Nuestro país, decíamos, es un país de oportunidades. ¿Pero y su gente, y su pueblo: tiene la oportunidad? A veces enmarcarnos dentro de esa tesis de que todo está bien en el país y quedarnos como espectadores es lo que hoy nos hace sentir chicos, sin oportunidades y sin ganas de salir adelante, al final de todo, es una cuestión cultural y debemos manejar esta realidad. La culpa tampoco debe ser indicada a todo el mundo, es una cuestión de que tenemos que embanderarnos y poder modificar nuestras condiciones. Nuestro espíritu combativo y de raza guaraní (que tanto evocamos cuando hablamos de nuestros héroes y de nuestros jugadores de fútbol) debería sobresalir en la cotidianeidad y poder buscar nuestra propia mejoría, y no simplemente para lo que los admiremos en los demás. No es una cuestión de suerte, es una cuestión de lucha; un nuevo modelo económico y político no se gesta con simples actos, se gesta con acciones verdaderas y con fines altruistas, con golpes a los modelos caducos e ineficientes, a aquellos modelos que golpean al pueblo y lo hacen cada vez más triste y pobre.
El coloradismo ha vuelto al poder.
Después del “recreo” que se ha tomado el Partido Colorado, partido que gobernó desde 1947 hasta el 2008 en nuestro país y con diferentes matices del pensamiento: intelectual, militar, conservador hasta progresista, y hasta inclusive proponiendo como candidata a una mujer para la presidencia de la República por primera vez, ha ganado nuevamente unas elecciones y con una amplia mayoría, sobrepasando por primera vez los un millón de votos, nunca antes alcanzado por ningún candidato a presidente y mucho menos un colorado. El “voto bronca” del coloradismo se ha evidenciado puesto que como nunca se ha visto la participación electoral en estos comicios, y obviamente en repudio del gobierno ausente y autista del obispo y posterior a ello, de Franco. Esto vitaliza la democracia y la participación de su ciudadanía, y sabe que atenta podrá lograr los cambios que necesita la estructura social y estatal cada vez que lo requieran los tiempos.
Lugo fue totalmente autista, no supo diferenciar ni construir sus bases, y su desaprobación ciudadana tras todos sus vicios y falta de tacto político en sus cuestiones hizo que ni la ciudadanía sin distinciones haya salido a defender la situación. Solo los sectores políticos afines y el funcionariado público lo apoyaron pero no bastó: no han tenido la fuerza mediática y los partidos políticos tradicionales encontraron el acuerdo y el liberalismo se aprovechó; fue una jugada política magnífica del coloradismo ya que adelantaron que el liberalismo aprovecharía para utilizar las influencias y poder generar la situación que hoy conocemos: tráfico de influencias, despilfarro del erario público, corrupción, nepotismo, despido masivo de izquierdistas y colorados y admisión de nuevos funcionarios públicos con afiliación liberal, y un sinfín de denuncias que hasta hoy son tapa de periódicos y comentarios públicos en general. El coloradismo ha manejado la situación, y con la presencia de un outsider y el voto bronca evidenciado, ha vuelto al poder.
Horacio Cartes, afiliado a la ANR, ha ganado ampliamente y dentro mismo del seno del partido ya empiezan las rencillas ocultas y la disputa por el poder compartido que quieren obtener para así ubicar a los correligionarios. Más de varias veces, el presidenciable en el puesto de candidato ha dictado clases de que el partidismo acabaría y que lo que primaría sería la unidad nacional. Se contrasta bastante y se contradice podríamos decir, al referirse en los últimos tramos de la campaña electoral, en un acto de Coronel Oviedo, diciendo que llevaría la bandera colorada al palacio de los López, o evidenciándose los festejos nuevamente en la Casa de los Colorados, tal y como siempre ocurre cuando un colorado llega al poder, en contraposición con los demás partidos o facciones políticas llevando sus festejos a la Plaza de la Democracia del Centro de Asunción, o frente al Panteón de los Héroes, esta vez, sucedió un dato: los festejos también se realizaron en el Centro Ciudadano, PC cartista ubicado en el barrio Manorá para actos no partidarios, sobre Aviadores del Chaco en la ciudad de Asunción.
Es lo de menos este tema de la ubicación de festejos y los puestos de comandos partidarios: lo necesario y urgente es que nuestros representantes se encuentren cada vez más cerca del pueblo y de sus necesidades, y que sus decisiones sean tomadas de cara y de frente a la ciudadanía, y no de espalda como se han evidenciado los últimos actos de los gobernantes, como sucedieron con los casos del juicio político, la crisis de Curuguaty, la venta de tierras por el INDERT, los negociados del ITV y al momento de la redacción del presente, la privatización de la ANDE. Se someterá este tema ahora a consideración de la Cámara de Senadores, tras la aprobación en Diputados.
El coloradismo se basa en ser un partido popular, de masas, es la expresión más encumbrada de las aspiraciones políticas del pueblo paraguayo. A lo largo de su historia ha acompañado los anhelos e inquietudes populares y podemos citarlas: las ocho horas laborales, el voto femenino, el sindicalismo, la cuestión agraria, la democracia representativa, la misma constitución nacional actual ampliamente debatida y compartida con los demás sectores políticos. El coloradismo nació como clara respuesta de lo nacional frente a lo foráneo, de así su primigenia denominación de Partido Nacional. En ese orden de ideas, el coloradismo debe basarse e imponerse en la política nacional e internacional en base a la declaración de principios y el programa partidario, documento de primera con que cuenta la institución política, base de toda acción política para nuestros representantes partidarios y nacionales. En ella se encuentran inspirados los más altos anhelos de grandeza nacional y en ella deben orientarse los políticos paraguayos. La política interna debe ser manejada con prudencia y con amplia participación y diálogo con los demás sectores políticos evitando el unipartidismo y las decisiones no consensuadas y debatidas; como partido debe primar el republicanismo y la democracia, promoviendo de esa manera un bienestar al pueblo paraguayo sobre la base de la igualdad, la justicia y la soberanía popular manifestada en la forma republicana, democrática, participativa y representativa de gobierno, tal como expresa la declaración.
Después de conquistar nuevamente el gobierno nacional, el coloradismo, tras la caída del 2008 debe aprender de sus errores que lo han corrompido a lo largo de los 61 años de gobierno y que han hastiado a una ciudadanía que ha aprendido y que inclusive dio su voto bronca al mismo partido. Esos errores como el clientelismo, el prebendarismo, la corrupción, la falta de compromiso con la ciudadanía, el nepotismo y otros se deben desterrar de la política paraguaya, tan criolla y antigua como desde su fundación como nación y estado.
La política internacional.
Tras la suspensión en el MERCOSUR, evidentemente por una cuestión política antes que la jurídica, y de esa manera permitiéndose el ingreso de Venezuela al bloque, el país ha sufrido inestabilidad y el gobierno saliente tiene más sombras que luces y solamente se pueden leer y conocer escándalos políticos, quedando así demostrada la única intención de acceder al poder saquear las arcas, después de un juicio político que ha roto todo esquema y que ha permitido la suba al poder del sector ultraderecha y conservador del país. El liberalismo definitivamente en Paraguay no tiene nada de liberalismo, y por más que el sector no tiene un peso político para contrarrestar, hablando electoralmente, y tras su separación con la izquierda, con la cual accedieron al poder y la compartieron, hoy queda de igual manera como un segundo frente pero debilitado y sin figuras aglutinantes y caudillistas, como así tampoco el soporte intelectual y doctrinario que los hagan fuertes y críticos en la política nacional. Todos estos hechos internos (masacre de Curuguaty, juicio político, suspensión del MERCOSUR) han tenido repercusión a nivel internacional, y con la presencia de los diplomáticos sudamericanos en aquella jornada del juicio político más se ha apuntado al punto nacionalista llegando a los extremos chauvinistas y de extrema inclusive proponiéndose la salida de los bloques internacionales por el solo hecho de compartirlo con sectores de izquierda, bolivarianos y progresistas. Estas decisiones, por demás radicales y sin fundamento político, jurídico y económico inclusive, los dejan por debajo y demuestran la irritación y hasta paranoia hacia los sectores de diferente contenido ideológico, especialmente y como dijéramos, los de izquierda.
Ante estas situaciones, el Paraguay ya tiene ligeros acercamientos a otros bloques y con otros países, tomando posturas totalmente opuestas a las del bloque, todo ello como una respuesta al bloqueo y a la sanción impuesta. Se ha votado en contra del candidato del bloque para la OMC, se ha buscado el ingreso a la Alianza del Pacífico lográndose la calidad de observador y el acercamiento a otros estados buscando zanjar la situación tras haber quedado en offside tras la suspensión. Hoy los defensores de aquella tesis proponen salir del MERCOSUR y oponerse al ingreso de Venezuela por el hecho de haber apostado al juicio político, al cambio de gobierno, y por el ingreso del equipo diplomático sudamericano al Palacio de López y haber solicitado a las Fuerzas Armadas sostener el gobierno de Lugo en total desacuerdo con la decisión del Poder Legislativo con su acusación y posterior votación para la destitución de Lugo. Algo que hasta ahora no se tiene ciencia cierta de si ha ocurrido o no.
Paraguay debe apuntar a la primacía jurídica y evitar la confrontación con demás miembros del bloque y hacerse del renegado: somos un país de oportunidades y como país debemos erigirnos como soberanos pero entendiendo la situación política en la que se vive: Paraguay necesita mejorar sus condiciones y su estabilidad, y no por cuestiones ideológicas y de criterios apostar por la autoexclusión y el retiro de los bloques a los cuales debemos fortalecer y buscar la integración plena y evolucionar de acuerdo a los procesos de integración. Tenemos la oportunidad, tenemos que dejar de hacernos los heridos por una cuestión nacionalista: festejamos por la salida de Lugo pero por dicho acto de salida queremos salir como víctimas tras la suspensión; nos hacemos los fuertes sabiendo nuestra condición, tal y como lo vivimos actualmente con Brasil y Argentina. Se debería apostar por una solución jurídica con el tinte de viveza política, lo cual no dudamos que así sea con el equipo de Cartes, aunque sin hirientes entre los estados de la región.
Estamos ante nuevos tiempos. El Paraguay vive nuevos tiempos y debe enfrentarse a ellos. La cuestión indígena, la reforma agraria y las reivindicaciones campesinas; los sindicatos, los gremios, los sectores educativos, el sector universitario; los productores y los consumidores, los medios, la ciencia, la lucha contra la pobreza y marginalidad, el combate a la violencia, son temas que con todo el nuevo gobierno debe enfrentar y con políticas serias y sin vacilaciones, y como hemos comentado, las relaciones internacionales. Estamos a un mes y días para la asunción de mando del gobierno colorado y se ha disparado algunos miedos y enojos, con respecto a las negociaciones para la mesa directiva en el congreso, como también en el gabinete ministerial. Sólo el tiempo nos lo dirá, y los resultados que podamos observar con el correr de los días, mientras, veremos, analizaremos y solicitaremos que se cumplan las promesas realizadas en campaña y que en el Paraguay reine la paz social y la merma de conflictos que tanto daño nos hace.
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