Hoy en día nos vemos obligados a cuestionar siempre por todos los sucesos diarios que vivimos. Siempre estamos a la espera de sucesos y noticias que nos den motivos para comentarios y diálogos entre amigos, compañeros, familiares, etc. Y dentro de los temas más dialogados son política, deporte y educación. Por ello, y en atención a lo que respecta la educación, en su aspecto terciario o universitario, estamos en la siguiente cuestión: ¿hoy en día existen universitarios que buscan el verdadero sentido la vida universitaria? ¿Propugnan una lucha en la consecución de los beneficios del ser universitario, una lucha por los derechos universitarios? Es interesante escuchar a muchos compañeros y amigos de esta apasionante vida cuando hablan en tiempos de elecciones estudiantiles que se lograrán los objetivos propuestos y que el alumnado será el principal beneficiario de las ventajas que se ofrecen como así de la defensa ante posibles ataques de académicos y directivos. Nos parece muy común, ¿no es cierto? Si nos ponemos la piel de civiles únicamente, parece el típico discurso político. Y en la vida universitaria probablemente está disfrazado el discurso.
Es importante tener que abordar estos temas puesto que hoy día estamos en la etapa de preparación y abordaje de los temas específicos para poder ejecutarlos en la vida profesional. Ante todo eso, es importante que aparte de los conocimientos académicos podamos adquirir una preparación para la vida personal y social, al tener que participar en estas actividades gremiales y socio-comunitarias. Y hay que implementar los mecanismos. Hoy día podemos buscar mediante el desarrollo de proyectos universitarios la plena participación de un joven y que se sienta realmente un ser universitario. Ya no queremos ver más un joven que solo busca participar con el solo fin de completar horas y pasar exámenes. El pasar exámenes es un hecho para todos nosotros, sabemos muy bien dentro nuestro que eso sucederá; que pasaremos nuestros exámenes y que sortearemos los cursos universitarios. Pero, un momento, ¿llegamos a leer y comprender los puntos de nuestra carrera? ¿Cuál es el enfoque que le damos? Espero que podamos responder esas preguntas. Es de vital importancia saber para qué estamos haciendo una carrera, sino, todo sería una simple realización de un ciclo el cual nos llevaría, a cualquier otro lugar, menos al que deseamos y logramos: una vida realmente profesional, con la superación constante, con pocos problemas económicos y sustentabilidad en la vida personal y económica. Esa implementación de mecanismos del cual estuvimos mencionando, se recoge de los reglamentos. Dichos reglamentos son discutidos y elaborados por un Consejo. En dicho Consejo: ¿Estamos representados? Al parecer sí. Al menos formalmente. Es un hecho hoy en día que todo esto se haga en forma; pero, ¿su cumplimiento?: ¿es eficaz? ¿Hay normas conflictivas, en desuso o inútiles? Es una pregunta muy profunda por lo visto. Queda a criterio el tener que responder estos cuestionamientos. También pueden ser implementados por medio del ‘’gremialismo’’.
El buscar la preparación para la vida personal y social al participar en actividades gremiales es de suma importancia para un universitario. Lo hace desde la elección de sus representantes hasta la toma de decisiones y la búsqueda de soluciones para sus compañeros. Al elegir un representante, hace vivir el sentimiento democrático en un país cuya democracia es joven y necesita profundizar el sentido cívico y tomar la responsabilidad de elegir sus gobernantes. El gremialismo, hoy en día, se ha tornado en una forma más directa de conseguir los más nobles deseos de mejora para un determinado grupo de asociados en Paraguay: colegios, facultades, universidades, profesionales, etc. En lo que respecta al mundo universitario, el gremialismo es equiparado a la lucha electoral dentro de un Centro de Estudiantes. Quisiera nomás referir la palabra lucha en el sentido de algo pacífico pero insistente, cargado de valores y principios que orientan al grupo de estudiantes. La juventud busca participar dentro de estas organizaciones y así poder realmente ejecutar las actividades propuestas. Más adelante discutiremos más profundamente sobre el tema, ahora nos ceñimos más en lo que se refiere a objetivos. A prima facie, agremiarse indica cooperación, solidaridad, búsqueda de objetivos comunes. Y es casi todo ello; un estudiante forma un movimiento universitario con el fin de satisfacer al mayor número de jóvenes y poder llegar al bienestar general. Es la nobleza que puede lograr un joven universitario, aparte de la consecución de sus objetivos académicos. Ante todo esto, cuestionamos: ¿la juventud, realmente se mueve por ese deseo de ayuda?, o, ¿solamente busca hacer un trampolín político?
Ser representante estudiantil, representa, y valga el juego de palabras, un gran cargo y una gran carga. Ser electo por los pares es de suma importancia para darle la validez jurídica y la formalidad para poder ejecutar los lineamientos de los estatutos y orgánicas universitarias. Decimos una gran carga primeramente, por representar un peso aparte de la obligación de ser estudiante; el velar por los derechos de los demás, el cumplimiento de los objetivos propuestos y la búsqueda de mecanismos para la satisfacción de promesas y realización de trabajos; gran y arduo trabajo que debe hacerse con tanta entrega, vocación y entusiasmo para poder llegar a buen puerto. Implica ello impuntualidad en clases, ausentismo, recursar semestres y otros problemas que día a día vivimos. Es muchas veces el resultado del compromiso asumido y la responsabilidad de tomar este camino, que es las muchas de las veces, apasionante. Es un cargo, naturalmente, pues conjuga toda esa carga más el sentido de representación de sus iguales, indicando todo esto que deben ser personas de probidad; con valores y principios, con alto sentido moral y el liderazgo que implica estar al frente de estudiantes universitarios. Mis humildes palabras al respecto son de aliento a los jóvenes que pierdan el miedo a todo lo que he citado preferentemente. Debemos amar lo que hacemos. Y lo tenemos que hacer sin medida y sin condiciones. Adecuamos lo que San Agustín decía: ‘’La medida del amor, es amar sin medidas’’. Y ello debe ser así; debemos querer apasionadamente nuestra carrera e imprimir ese sentimiento en cada actividad, en cada jornada, en cada clase; y como todo representante estudiantil, con mucha entrega y pasión, manteniendo un ideal, lograr el bien común universitario para convivir en una mejor comunidad. Sabemos que se torna difícil, y más cuando está entremezclada con la política partidaria e intereses mezquinos.
Ante toda introducción, re cuestionamos: ¿existe entonces una lucha universitaria? ¿Una lucha pacífica, revolucionaria, sana y benévola, que sólo busca un mejor convivir? A mi sencillo parecer, me parece todavía un ideal y un lejano sueño, del cual no estamos pudiendo acariciar. Me niego a creer, aunque duela, que exista la mala intención en el mundo universitario. Me niego a creer que nos prestemos a los vicios que se cometen en las cuestiones políticas, dejando de lado nuestras ilusiones, deseos y el impostergable ideal de ser jóvenes con pensamiento sano, crítico para la construcción de una mejor sociedad. Pero ante esa negación, debemos estar preparados, hay que saber defendernos y propugnar por la verdadera lucha y conquistar los buenos deseos que tanto indicamos.
Es interesante y de humanos que reconozcamos los errores. Pero sería de necios, repetir dichos errores. Hoy tenemos que darnos cuenta de que estamos todavía a pasos de llegar a lograr todos nuestros deseos y objetivos en contra del manoseo hacia el sector universitario, en contra del atropello a sus derechos y por la falta de crítica y concienciación, tenemos la responsabilidad de afrontar los designios de la comunidad y de la Patria para poder ser mejores ciudadanos, mejores hombres, a través de nuestro ejemplo y nuestro conocimiento. Hoy día debemos propugnar el estudio, los buenos valores, los deseos de superación; fomentar los valores de amistad, solidaridad y cooperación, para así realmente tener esa adjetivación de universitarios.
Con la atenta participación y la férrea defensa hacia nuestros derechos, serán implacables nuestras palabras ante todo atropello, serán inútiles todo intento de querer menoscabar nuestro sentimiento de ser universitario. Y esa lucha será completa. Será inclaudicable. Será de grandes; de jóvenes y porque no, de adultos y mayores que tengan el sentido de decir alto; de decir somos personas con sentido crítico y humanista, que busca el progreso y auge de nuestro País, de nuestra ciudad. ¡Y se puede! Es solo cuestión de decidirnos, y con el ideal de joven, no tener miedo ante cualquier adversidad.
LA PARTICIPACIÓN EN LOS CENTROS DE ESTUDIANTES.
Para mí, hasta ahora en lo que vivido y sentido, la cuestión de los centros de estudiantes es muy apasionante y pienso que es un tema que no puede estar fuera de la boca de un universitario, como así también los principios y los fines que posee esta noble organización de jóvenes dentro del ámbito universitario. Es triste que muchos tergiversen el verdadero sentido o muchos se hagan de los ‘’lentes’’. Volviendo a repetir, la participación se logra desde el ejercicio del sufragio hasta la ocupación de los cargos. Se logra desde la participación en la toma de decisiones y hasta un simple apoyo y acuerdo para la consecución de los objetivos transcriptos en sus estatutos.
Nuestro país tiene una joven democracia y por ende, la mayoría del sector juvenil, por no decirlo el cien por ciento, tiene en su mente el concepto democrático. Y para darle un aspecto lógico, pienso que si queremos que nuestros ciudadanos tengan esa cultura democrática participando en la vida política de su país; es importante que se empiece desde abajo, que se empiece en las áreas donde normalmente son espacios de aprendizaje y puesta en práctica de valores y principios democráticos: juntas, comisiones barriales, colegios, iglesias, etc. La Universidad no queda fuera. Es la bisagra entre esa puesta en marcha de ese aprendizaje y la aplicación efectiva, puesto que a su vez, toma participación directa en la vida democrática del país.
¿Cómo se logra una efectiva participación? Buscando los espacios, peleándolos en la sana descripción de pelea, fomentando la participación y estableciendo mecanismos y formas de educar y propagar las formas de participación. Por citar ejemplos: Coronel Oviedo, capital del V Departamento del Caaguazú, tiene más de 20 facultades universitarias. La mayoría de estas facultades se encuentran organizadas formalmente y asimismo se cuenta con una federación de todas las facultades, denominada Federación Universitaria Ovetense. Busca los más nobles objetivos universitarios, propugnando la defensa de los derechos del sector universitario, otorga el espacio que todo joven universitario necesita para que sus voces sean escuchadas y sean respondidas sus dudas y quejas, en fin, busca la plena participación activa del joven universitario en los aspectos académico, cultural, social y deportivo; siendo el último aspecto, el deportivo, uno de sus pilares de trabajo, en la organización de los Juegos Universitarios de Coronel Oviedo. Fue solo por citar un ejemplo.
Y no sólo la ciudad de Coronel Oviedo se caracteriza por esto. La mayoría de las ciudades de la República del Paraguay tienen en este sentido la misma forma de organizarse y trabajar por y con el sector juvenil. La primera pregunta en cuestión es: ¿Estas asociaciones de jóvenes y adultos tiene el apoyo real y el acompañamiento de parte del Estado y sus instituciones? Se puede responder que se tiene, pero no con los resultados esperados. Falta una mayor coordinación y trabajo en conjunto entre las distintas instituciones públicas y las organizaciones universitarias. El Paraguay está entre los países con mayor número de jóvenes entre su población: 70 % de la población tiene 18 a 30 años. Y todas las ciudades del país están en ese sentido, sin variar tanto el porcentaje. Qué se quiere significar: que muchos de los jóvenes ni siquiera están inscriptos en el Padrón Nacional del Registro Electoral. ¿Cuál puede ser una acción del Estado? Que el TSJE, por medio de sus dependencias en todo el país, realicen campañas de inscripción a muchos de los jóvenes que ni siquiera están enterados de cómo se puede llegar a inscribir. Hasta la redacción del texto, este problema está siendo analizado y estudiado, tratándose de solucionar mediante el proyecto de ley que busca la inscripción automática de los jóvenes. Y así, por medio del establecimiento de medidas e implementación de programas de trabajo se pueden mejorar las condiciones de vida del joven; las llamadas políticas públicas de juventud. Es cuestión de la mejor organización de jóvenes y de un acompañamiento y seguimiento por parte de las entidades de apoyo, ONG, entidades públicas y privadas, en fin, es un problema de todos, y todos estamos comprometidos.
Cuando la agrupación de los jóvenes en sus centros de estudiantes cuentan con el apoyo necesario para la consecución de sus fines, el bienestar social se podrá avizorar, puesto que la juventud, aparte de su formación académica, tiene un plus, la formación social y personal, buscando el buen trato con su entorno y con las instituciones y por consiguiente, la aplicación de sus conocimientos en la sociedad en donde convive y se desenvuelve. En nuestra ciudad, en nuestro país, los jóvenes nos vemos afectados por la crisis socioeconómica pero a la vez tenemos la oportunidad histórica de participar y tomar las decisiones para tomar mejores rumbos. Es algo difícil ser joven en Paraguay, pero no es difícil ver cuáles son los problemas y afrontarlos, tomando las decisiones correctas. Es hora de enfrentar una lucha frontal a toda la problemática juvenil – universitaria.
¿Cuáles son las principales críticas que se dirigen contra un Centro de Estudiantes? Podemos ensayar algunas respuestas en vista a que hemos vivido muchas experiencias y hemos escuchado bastante de esta pregunta. En vista a que un Centro busca la satisfacción de los deseos, propuestas, objetivos y fines que están establecidos en sus estatutos, se criticaría el incumplimiento de todo lo dicho. El incumplir todo esto, sería más bien un problema de gestión. La cabeza de grupo, el equipo humano o consejo ejecutivo de un Centro está abocado al trabajo y a la permanente consecución de sus objetivos mediante un trabajo coordinado y organizado, en base muchas de las veces en la amistad, solidaridad y cooperación. Es decir, que si un grupo universitario no se encuentra en esta línea, le sería bastante difícil el logro de sus fines por la falta de cohesión y comunión de sus miembros, resaltando por último la herramienta Comunicación, que si bien en estos últimos tiempos se han acortado distancias con los medios de comunicación, el hecho de no estar en contacto con el grupo, haría un poco más fácil el fracaso. Por ello, las críticas más comunes son: falta de voluntad para el trabajo, que sería como el ‘’dejarse estar’’ o ‘’falta de iniciativas’’; la escasez de recursos, que es uno de los problemas que si bien pueden tener solución, se halla relacionado con la última crítica ya mencionada: ‘’LA FALTA DE GESTIÓN’’.
Otra crítica también que podemos ensayar es la inyección de la política partidaria en la política gremial universitaria. Ambas formas de políticas son correctas, benévolas; más hoy en día las malas prácticas de la política partidaria hacen su introducción en el gremialismo, siendo una pena ver los vicios como: gastos con siderales montos de dinero en propaganda, movilidad y comunicación, realización de grandes convocatorias al sólo hecho de demostración de poder y fuerza, la descalificación y denigración de candidatos, el sensacionalismo y la prensa que muchas veces se presta a estos actos, la falta de una educación electoral y el empleo de métodos astutos, marrulleros y falsos que desvirtúan resultados y dañan la imagen del universitario, de la institución. Todo esto evidencia una cultura electoral tan arraigada en nuestro país y que necesita ser combatida con los principios, los ideales, el discurso, la palabra y la exposición de problemas y su solución, como también la acción, el trabajo, la realización de lo dicho en la palabra, puesto que si quedamos en lo primero, caemos en el peor defecto del político: la mentira, la embustería, la camandulería, la farsa, la patraña.
A todo esto podemos sumar que muchos de los jóvenes se prestan a ser operadores políticos, sirviendo a políticos de turno, en la búsqueda de mejores posicionamientos en la política partidaria, todo esto más conocido como ‘’trampolín político’’, desvirtuando así a la nobleza del gremialismo como así también a su naturaleza y fin. No tenemos nada en contra de la política partidaria, puesto que muchos comulgamos y/o militamos en algún partido político; pero hay que saber diferenciar: el gremialismo apunta a satisfacer los deseos del grupo de estudiantes sin diferencia entre los mismos bajo los dictados de sus reglamentos, y la política, a administrar el poder estatal y así satisfacer las necesidades de una población bajo el Estado de Derecho, sin diferencia entre habitantes. El político partidario y el gremialista buscan el poder, los medios para llegar son los mismos, con los mismos mecanismos que están establecidos en las leyes y reglamentos, pero con la diferencia en que uno está basado en principios ideológicos e ideales para el país, y el otro, basado también en principios pero en dirección hacia sus asociados y agrupados.
LA OPORTUNIDAD HISTÓRICA
Hoy, Paraguay, Coronel Oviedo se encuentra ante una oportunidad histórica. Oportunidad que tiene el joven para poder realizar realmente una verdadera revolución en todos los sentidos en el ámbito universitario. Carecemos actualmente de verdaderas facultades, de verdaderas universidades. Nos forman en sus aulas, donde la mayoría egresa como profesionales, siendo mayoría aquellos que viven en una ficción, en un mundo cuasi – abstracto, producto de la educación libresca, de la lectura sin aplicación real, sin una conexión con la realidad puesto que son libros con recetas importadas de países adelantados y primermundistas. La mayoría incluso egresa producto de la lectura grosera de la folletería. Lo conceptual puede servir, pero estamos muy lejos de un pragmatismo y ello no se enseña en libros ni folletos; vivimos en mundo que no tiene nada que ver con el paraguayo. Hoy en día se debe priorizar nuestro país, nuestra cultura: nuestras facultades deben formar en función del pueblo. Para reclamar, cambiemos nosotros mismos. Fomentemos una cultura educativa, propiciemos la investigación, el debate, la crítica. Hoy se debe reclamar a la clase política y a nuestros gobernantes que tomen cartas en el asunto: las reformas deben ser realizadas en pos de la juventud y para la juventud. La juventud tiene que saber que esto no beneficia para nada a nuestra formación, esto tiene alentar a que aprovechemos esta oportunidad de poder participar de la construcción de una sociedad diferente; con hombres pensantes y conscientes de la problemática de nuestra Patria, que busquen las soluciones en base al aprendizaje obtenido. Aprendizaje que debe ser modificado, programas que deben ser renovados, con bibliografía actualizada y con profesores capacitados y de proba capacidad intelectual y moral.
A todo ello, se suma la más dura y enérgica crítica que podemos dirigir: el elevado costo de aranceles. En las privadas y en las nacionales, a más del costo de vida que implica ser universitario al pagar inscripciones, al pagar derechos a exámenes, es difícil que un joven, con bajo o nulo ingreso económico, proveniente de una familia promedio de 4 a 5 integrantes, pueda costear de esta manera la universidad, adquiriendo los elementos básicos como así la movilidad. Queremos un país en serio. Queremos universidades en serio. No podemos permitir que directivos y miembros de consejos perciban salarios y honorarios extremadamente elevados, y contar con asistentes de cátedras recién egresados y con bajos ingresos, teniendo como resultado falta de interés en el alumno, ausentismo y muchos problemas más que todos tenemos conocimiento. Se necesitan que las bibliotecas sean nutridas de libros y de equipos informáticos con conexión a internet, para así facilitar el trabajo y la investigación científica. Se necesitan laboratorios de trabajo y la consecución de instrumentales para aquellos que necesiten debido a la naturaleza de su carrera. Ante toda esta necesidad, no podemos obtener como respuesta la suba de aranceles. Es importante tener en cuenta estos puntos para no ser engañados. El derecho a una educación universitaria debe ser un derecho para todo ciudadano, la gratuidad puede ser conseguida.
También es importante que se instruya el joven, que tenga una cultura general, pero que la aplique en beneficio de su comunidad, de su país, para un mejor futuro, para el desarrollo de una nueva conciencia, para la posterior instalación de una cultura educativa y laboral diferente, que permita que seamos un país diferente y en serio. Las oportunidades siempre están a la vista, hay que aprovecharlas. Tenemos este desafío y no podemos callar. La importancia de todo esto radica en que beneficiará a los que vendrán, y sabrán que hemos luchado con pasión y vehemencia, con fundamento y con fe en que tendremos una Patria con jóvenes críticos y con sensibilidad social.
Coronel Oviedo, 16 de Agosto de 2011.
Fabio Candia
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